Alarmante rebrote de coronavirus en los Balcanes

Supuestamente, los clubes en la isla de Pag, conocido punto europeo de fiesta en Croacia, están cerrados. Pero el fin de semana pasado se vio lo contrario en la mundialmente famosa playa de Zrce, cerca de la ciudad de Novalja. Mientras la isla española de Mallorca cerraba sus sitios de diversión nuevamente, muchos clubes y barcos de fiesta en Croacia se volvían locos. Unas 2.000 personas se reunieron en distintos sitios de vida nocturna.

Pero no fue solo ahí donde se inició un posible nuevo foco de infección de coronavirus. También en el mundialmente famoso Santuario Mariano de Medjugorje en Bosnia-Herzegovina se observan diariamente peregrinaciones. En la ciudad bosnia de Bihac, entre 3.000 y 4.000 refugiados han acampado en condiciones higiénicas catastróficas durante meses. La mayoría son jóvenes de Afganistán y Pakistán que están varados porque no se les permite cruzar la frontera exterior de la UE con su vecina Croacia. La protección contra el COVID-19 es apenas relevante en esa zona.

Patrones de comportamiento problemáticos

A inicios de semana, Serbia informó de 359 nuevas infecciones en solo 24 horas: diez personas murieron, y así ha sido durante días. A modo de comparación, en Alemania, que es más de diez veces más grande, hubo unos 100 casos menos en el mismo lapso que en el pequeño país de Serbia. También hay nuevos niveles récord en Bosnia-Herzegovina y en el norte de Macedonia. En Rumania la curva de infección es ya tres veces más alta que durante el confinamiento terminado a mediados de mayo.

El hecho de que la crisis en la Península Balcánica esté aumentando tan dramáticamente se debe también a los patrones de comportamiento de la población. Saludarse de beso es común en toda la región. Y ni los creyentes ni la iglesia parecen duduar al besar a sus símbolos sagrados. Incluso la costumbre de dar la comunión a muchos con una sola cuchara pone a sudar a muchos virólogos. Al igual que en España o Italia, sentarse juntos en cafés es parte de la cultura.

La política como "multiplicador" de infecciones

Pero el virus también ha impactado en la vida política del sureste de Europa. En Serbia, Croacia y Macedonia del Norte se organizaron elecciones parlamentarias a pesar de la pandemia. Según los expertos, esto dio un impulso adicional a la propagación de la infección. Al parecer, los gobernantes insistieron en celebrar elecciones para evitar tener que conceder derrotas en fechas posteriores debido a la esperada recesión económica.

A estos "multiplicadores" de infección se suman también grandes manifestaciones como en Serbia o Bulgaria, donde miles de personas han protestado durante días en las capitales y en todo el país contra las nuevas restricciones por coronavirus. En realidad, se trataba de una crítica al Gobierno o, como en Serbia, sobre todo contra el presidente Aleksandar Vucic. En Montenegro, el virus le dio al Gobierno un respiro en su constante enfrentamiento con la poderosa Iglesia ortodoxa del país. A partir de la situación de pandemia, la iglesia detuvo sus manifestaciones en contra de la nueva ley religiosa.

Un espejo en llamas

Grecia es un capítulo aparte: el popular destino turístico abrió sus fronteras con bastante rapidez debido a que el turismo es un sector económico importante. Sin embargo, algunas infecciones llegaron desde Serbia, por lo que algunos vacacionistas fueron enviados a casa. Miles de personas se pararon frente a las fronteras cerradas, a pesar de que las autoridades de turismo las habían incitado a viajar. Después de todo, no solo los fines de semana hay grandes cuellos de botella en la frontera búlgaro-griega en el cruce de Kulata/Promachonas, dado que otros cruces estaban cerrados. Atenas también ha establecido un sistema de registro electrónico, a través del cual los turistas deben anunciar su llegada con días de antelación, también se les da un código QR que deben mostrar en la frontera. Este enredo burocrático a menudo no funciona y ha llevado a la desesperación a miles de turistas.

Pero la crisis por coronavirus también hace que uno de los mayores problemas de la región parezca un espejo en llamas: la corrupción desenfrenada. En la Federación de Bosnia, por ejemplo, el primer ministro Fadil Novalic fue detenido en mayo temporalmente. Se le vincula con la importación de 100 aparatos de respiración que se necesitaban urgentemente. La empresa importadora, completamente inexperta, entregó 80 aparatos inutilizables con graves daños al presupuesto del Estado. Nadie en Serbia sabe qué dinero usó el presidente Vucic para comprar ventiladores y dónde; es secreto de Estado, dicen.

Miedo a una nueva ola de infección

Por muy despreocupada que parezca la vida nocturna en Croacia, se han cometido errores similares en Serbia en las últimas semanas y meses. En medio de la pandemia, 20.000 aficionados en un estadio repleto presenciaron el derby de fútbol de Belgrado. Asimismo, Novak Djokovic, número uno en el ranking mundial de tenis, organizó su gira por el Adriático en su casa y en Croacia con gradas llenas. Él mismo fue infectado con el virus, así como otros tres jugadores importantes. Los videos mostraban a estas estrellas del deporte bailando en un club nocturno con el torso desnudo.

La nueva ola de infecciones en los países balcánicos también tiene presencia en Europa occidental. El Gobierno de Austria, donde viven más de medio millón de personas de los Balcanes, ha advertido que el coronavirus llegaría a la "república alpina" desde sus países de origen. Y en Alemania, miles de trabajadores de las fábricas de carne de Renania del Norte-Westfalia (Tönnies) y Baja Sajonia (Wiesenhof), que se han visto especialmente afectadas por el virus, proceden también del sureste de Europa.

(ee/few)

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