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Ucrania: la lucha por la supervivencia en el Donbás ocupado

Anna Sokolova-Stekh
26 de abril de 2023

Precios desbordados, desempleo y mucha desesperación: habitantes de la ciudad ucraniana de Mariúpol, en la región del Donbás, cuentan cómo es su vida bajo la actual ocupación rusa.

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Un edificio destruido en Mariúpol.
Según el Ayuntamiento de Mariúpol, el 80% de las viviendas de esa ciudad han sido destruidas tras los bombardeos de Rusia.Imagen: Alexander Ermochenko/REUTERS

"Incluso si mi apartamento todavía existiese, no sé si podría vivir allí; lo más probable es que no", dice Viktoria (nombre cambiado por la redacción). Hace un año, huyó de Mariúpol, en la región ucraniana del Donbás, a Kiev después de que su edificio quedara calcinado a causa de los bombardeos rusos. Pero su padre decidió quedarse en Mariúpol. Cuando su salud se deterioró y tuvo que ser operado, Viktoria decidió ir a verlo, en marzo, para cuidar de él. Ahora está de vuelta en la capital ucraniana, cuenta en entrevista con DW.

Falta de ayuda humanitaria

Según Viktoria, Mariúpol apenas ha cambiado un año después del bombardeo masivo ruso: "Están construyendo, ¡pero ellos mismos lo destruyeron todo! Ahora están derribando las casas destruidas y construyendo otras nuevas en otros lugares". Tiene la impresión de que sólo queda en la ciudad un tercio de los habitantes.

Prácticamente sólo hay trabajo en las obras, en el sector comunal y en el comercio, dice Viktoria. Muchos obreros de la construcción vienen de Rusia y cobran salarios más altos que los locales. Las grandes fábricas metalúrgicas y de maquinaria -anteriormente los empleadores más importantes de la ciudad- se cerraron temporalmente al inicio de la ofensiva rusa, el 24 de febrero 2022, según el propietario Metinvest.

No hay ningún tipo de prestaciones sociales, explica Viktoria, ni siquiera para los desempleados. Y las entregas de ayuda humanitaria han disminuido considerablemente. "Antes se repartían paquetes de comida a todo el mundo, pero ahora sólo a los niños y a los mayores de 65 años. La gente está deprimida. Es una lucha por la supervivencia", afirma.

Viktoria señala que los precios en Mariúpol son más altos que en la parte del país controlada por Kiev y también más altos que en Rusia. Sólo los huevos de gallina y la gasolina son más baratos.

Sin pasaporte ruso no hay trabajo

"La gente está deprimida, se nota que todos lo están pasando mal. Muchos están bebiendo", dice a DW Natalya (nombre cambiado por la redacción), que vive en un pueblo de las afueras de Mariúpol. Antes de la guerra de Rusia contra Ucrania, ella tenía su propia tienda y vendía carne y leche. Pero muchos de sus clientes han huido o no tienen dinero. Como un bombardeo incendió su coche, no puede llevar su mercancía a esa ciudad.

Natalya se queja de los altos precios y los bajos salarios: "Al principio, la gente cobraba 30.000 rublos (unos 330 euros) de media. Más tarde, los salarios fueron reducidos en más de la mitad y no se pagaron durante más de mes y medio".

Al mismo tiempo, aumentaba la presión para que los ucranianos aceptaran pasaportes rusos: "Para trabajar oficialmente, necesitas un pasaporte, y para conseguirlo, tienes que hacer cola, que te vuelvan a expedir los documentos perdidos y traducirlos al ruso. Cuando un anciano que conozco necesitaba nuevos papeles para su coche, le dijeron: 'Usted es extranjero aquí'. Tuvo que marcar la casilla 'pasaporte extranjero' porque había venido con un pasaporte ucraniano", recuerda.

Sin embargo, el ambiente en su ciudad es predominantemente prorruso, afirma Natalya: "La gente se cree la propaganda rusa, según la cual Ucrania destruyó Mariúpol. Una amiga mía consiguió un piso en Mariúpol y está muy agradecida a Rusia por ello. Pero también hay quien no tiene dónde quedarse y no hace cola para conseguir un piso, porque no quiere aceptar nada de los okupas".

(ies/cp)